En estos días, los viticultores se encuentran inmersos en plena vendimia. El proceso de cosecha de la uva en Castilla-La Mancha ha recuperado este año unas fechas más habituales, gracias a la climatología. Con la vendimia podemos decir que damos el pistoletazo de salida a la elaboración de los nuevos vinos, que podremos disfrutar en unos meses.
Los historiadores han descubierto que el primer vino conocido tiene más de 8.000 años y se produjo en el antiguo Oriente Medio. En otras palabras, podríamos decir que las primeras “vendimias” tuvieron lugar por aquella época. En unas excavaciones llevadas a cabo en Georgia y que se remontan al Neolítico se han recuperado fragmentos de jarras de cerámica donde se ha confirmado la presencia de ácido tartárico, un compuesto de la uva y el vino, así como tres ácidos orgánicos asociados. Esto parece demostrar que una de las principales adaptaciones de la forma de vida neolítica que se extendió a la zona caucásica fue la vinicultura y que esta domesticación de la uva llevó a la aparición de la cultura del vino en dicha región.
De manera documentada, los historiadores sitúan las primeras vendimias en el Antiguo Egipto, donde ya se llevaban a cabo tal y como las conocemos hoy en día, tal y como demuestran algunas pinturas encontradas.
¿Qué elementos determinan el momento de la vendimia?
La vendimia tiene lugar entre los meses de agosto y noviembre. Al comienzo de este artículo decíamos que, este año, se han recuperado las fechas tradicionales de vendimia en nuestra región debido, fundamentalmente, a la climatología, uno de los factores que más influyen a la hora de determinar el momento de la cosecha de la uva.
Las lluvias, la temperatura, el viento, las nevadas… además de la localización del viñedo y del tipo de uva que tenemos plantada son los principales elementos que van a influir el grado de madurez de la uva y, por lo tanto, en el momento de la vendimia.
Si hemos vivido un verano de calor intenso, como ocurrió el año pasado, la uva adquiere muy pronto su madurez y la vendimia se adelanta. Este año, sin embargo, hemos tenido temperaturas no tan extremas, con noches frescas, por lo que la vendimia se ha iniciado ya muy avanzado el mes de septiembre.
Cómo se determina el grado de madurez de la uva
La tecnología permite a los viticultores determinar, de manera rápida y sencilla, el grado de madurez de la uva, mediante un aparato denominado refractómetro. Introduciendo en él una gota del zumo de la uva, lo analiza y permite obtener el grado de azúcar de la misma. Es labor del enólogo tomar diferentes muestras para determinar si todas las parcelas que componen el viñedo se encuentran en el mismo punto de maduración.
En función del vino que vayamos a elaborar, ya sea blanco, rosado, tinto joven o un tinto que vamos a destinar a crianza, se recogerá la uva con mayor o menos grado de madurez.
Además, los investigadores continúan desarrollando su trabajo para encontrar novedosos métodos para determinar la madurez. Así, la Universidad de Valladolid ha desarrollado una nueva tecnología basada en un sensor que establece la fecha óptima de la vendimia a partir de información biomolecular existente en la piel de la uva.
Y otra tecnología, como es la de los drones, se ha convertido ya una herramienta clave para la agricultura de precisión en viñedos, ya que permite monitorizar y gestionar las cosechas de forma óptima.
Tipos de vendimia
Una vez establecida la fecha de la vendimia, ésta puede ser de dos tipos: manual o mecanizada. En la primera, los racimos son cortados de manera manual, mientras que en la segunda se utilizan máquinas cosechadoras que realizan el trabajo de manera automática.
Las ventajas de la vendimia manual son, por un lado, que permite hacer una primera selección de la uva que se va a utilizar para el vino, descartando aquellos que estén dañados o que no hayan alcanzado la madurez necesaria. Además, los racimos sufren menos. Sin embargo, es un proceso mucho más lento y se necesita mayor mano de obra para llevar a cabo el trabajo.
Por su parte, la vendimia mecanizada permite agilizar el proceso y poder recoger toda la uva de manera rápida en el momento de su maduración óptima, aunque los racimos pueden sufrir más.
Cuando se vendimia de manera mecánica, algunos viticultores optan por hacerlo de noche. El motivo no es otro que aprovechar las temperaturas más frescas para evitar el descontrol fermentativo. Por el día, las uvas ganan temperatura (sobre todo en zonas como Castilla-La Mancha, donde suele hacer bastante calor en las horas centrales), lo que provoca que se dilate la piel y tienda a abrirse si no se manejan con cuidado. Por este motivo, cada vez más viticultores están apostando por la vendimia nocturna.
A partir de ahí, solo nos queda llevar la uva hasta la bodega o la cooperativa y… ¡dar inicio al proceso que dará como resultado el vino!